miércoles, 29 de julio de 2009

Llanto...

Donde quedo el ayer que nos esperaba, si sabías que lo nuestro era asunto de años, de tiempo. Espere tantos días en confirmar lo que sentía por ti, que hoy tu adiós me duele en el alma, y me duele porque pudimos ser un sueño hecho carne, pudimos transmitirnos las alegrías y las tristezas, pudimos haber soñado con un futuro, con un sueño, y todo acabó.
Hoy has tomado la decisión de marcharte, dejando atrás mis palabras de aliento, has sentenciado mi alma a un silencio perpetuo, porque ayer era el día soleado en el que no pensaba llorar y lo has hecho, has provocado mil lágrimas, mil sueños, mil desilusiones.

Estas lejos, muy lejos; tan lejos que seres te apartan de mí, un lugar que pude tomar yo, que pude saciar. Hoy dices adiós como si nada, como si todo fuera un chiste, una caricatura… Cuanto le apostaría a la vida por no llorarte, por no anhelarte, por dejar que te fueras, que alejaras cada instante de mí. Pero sé que he de llorarte hasta que mi alma acepte que tu ya no estás en mis planes…

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